Hace una semana se presentó la sexta edición de la Feria del Millón, el evento que cada año abre sus puertas a los
artistas emergentes, para que estos puedan exponer y vender su trabajo
alrededor de un millón de pesos colombianos.
Esta feria junto con otros espacios como
Barcú o Artbo, cobra vida quizás dentro de la semana más activa para el arte en
el país. Una semana que reúne un gran público entre aficionados, especialistas,
artistas, críticos, medios y más, que siempre ponen en debate la concepción del
arte. Donde para unos, se impulsa nuevos talentos y creatividades al
reconocimiento y admiración, mientras para otros, se promueve un arte vago en
sentido y sensibilidad.
Vaya tarea tratar de unificar la crítica a
estos espacios, cuando se sabe que el arte no hace más que flotar por ríos
de subjetividad. Y yo, que no sé nadar, en puro plan suicida me quise lanzar a
esa corriente con una opinión acerca de las intervenciones presentadas en la
Feria del Millón.
Esperaba encontrarme con obras que solo la
alta cultura es capaz de alabar, como esa bolsa plástica llena de agua sobre un
pedestal que fascinó a muchos alguna vez en ARTBO (perdón, pero tenía que
referenciarlo porque sentí que la platica de esa boleta se perdió) O como aquellas
gafas abandonadas por alguien en el piso del Museo de Arte Moderno de San
Francisco que pasaron por obra de arte ante los ojos de varios visitantes, que
maravillados con gran muestra artística, fotografiaban unas simples gafas.
(jajajaja, es cierto este tipo de cosas suceden, sino miren la noticia aquí).
Pero bueno, esta vez la burla no aplicó para
la FDM, o al menos no para mí, presencié una buena selección de obras que
oscilaban entre luces y sonidos, serigrafías, madera, sal, pelo humano, muralismo,
fotografías, papel apilado, pintura y dibujos con acuarelas, oleos, acrílicos,
lápiz, tinta china y más formatos y técnicas que no recuerdo, no porque fuesen
malas, sino que de verdad eran muchas y tengo problemas como de memoria.
Sin embargo, no todas las exposiciones
fueron perfectas, en lo personal sentí que a algunas eran vacías en un mensaje más social.
Y es que precisamente eso es lo que yo busco con el arte, crear una conexión
entre el formato, su estética y su funcionalidad quizá no material, pero sí
simbólica.
El arte si bien es egocentrista porque es
el talento o trabajo de un creador, no le discuto eso al arte o ¿qué persona no
se siente orgullosa de materializar sus ideas? Hasta ahí todo bien. Lo que sí le discuto es la posible carencia de
comunicación ya sea para construir o destruir. Creo que el arte debe hacerte
pensar, reflexionar, cuestionar y de ahí en adelante todos los verbos que
pongan las neuronas y el corazón a trabajar.
No sé si aplique para ustedes, pero para mi
sí “Si no mueve fibras no es arte", así de sencillo. Por eso quiero destacar
algunas obras, que son muy detallistas desde una forma muy análoga y casi que
artesanal, que representan mucha más dedicación, disciplina y experimentación
como estos trabajos hechos a pura mano, sin intervención digital o al menos no
en su resultado.
Edward Rico |
Obra hecha con sal, su capacidad de
desvanecerse referencia los elefantes blancos de nuestra amada patria. En este
caso, el edificio 303 de Arquitectura de la Nacho. El edifico como la sal se
desvaneció por falta de recursos para su reparación arquitectónica, y hoy ya no
existe.
Rodrigo Spinel |
Trabajo a puro micropunta y rapidógrafo (La
magia de no duplicar vectores o capas)
Diego Rueda |
Paola Ferreira |
La acuarela y el acrílico puede pasar por impreso cuando es bien trabajada. (La vieja escuela se mantiene)
Un culto a lo popular, al barrio, que no se
niegue las raíces y se resalte desde la memoria. Acrílico sobre madera.
Minas de portaminas o basura de tajalápiz
son elementos incorporados a las pinturas en acrílico, que rinden homenaje a
oficios varios y populares que muchas veces son invisibilizados o
estigmatizados por la sociedad.
Y no es que desmerite el trabajo digital,
hay gente muy creativa que lograr crear nuevas propuestas y conceptos, a lo que
más le presto atención en estas intervenciones con procesos digitales, es su
mensaje, tiene que tener un adicional comunicativo, de lo contrario, siento que
la atención se puede perder. (claro para mi, recuerden que es mi opinión) Por ejemplo, rescato el trabajo de Monkey TheHuman, ya conocía su trabajo antes de la FDM, y fue sorpresa encontrarlo allí,
porque sus gifs tocan varios problemas sociales como el narcotráfico, el
conflicto armado, la abstención política, el medio ambiente y más. Aunque en
esta oportunidad lo encontré con pinturas y este fue el resultado.
Por un lado, destaco la participación de
Voltaje, una iniciativa cultural que a través de instalaciones sensoriales con
luces, vibraciones y sonidos le apuesta al arte y la tecnología.
No queda más por decir que hay que seguir apoyando estos espacios que ofrecen oportunidad de mantener el arte vivo, ese arte que te hace sentir vivo a través de sus diferentes lenguajes y manifestaciones. En mi caso, apoyo la FDM y sus expositores con esta humilde opinión o ¿crítica? porque aún el dinero no me alcanza como para invertir en alguna de las obras que me fascinaron, pero prometo que algún día estaré podrida en dinero y compraré en la Feria todo lo que más pueda, así que rueguen para que pueda ganar el Baloto, quizá le regale una obra a usted que está leyendo esto.